domingo, 2 de diciembre de 2012

Ciego


Me gusta ser ciego,
sentirme culpable de mi ceguera,
embarrarme yo mismo mis ojos.

Los miro y me digo:
“están mejor así,
callados”.

Antes la miraba con estos ojos.
Ahora ya no puedo,
duele tanto mirar.
Ahora tienen otro propósito.

Ahora la miro por dentro,
la atravieso y recuerdo
cuánto la amé.

Ahora bailamos juntos
en un vacío oscuro
dentro de una lluvia de estrellas,
dentro de mis ojos
y sus chiribitas,
sintiendo la música de sus susurros sonrojados.

No me mentiré,
mirarla me miente.
Sé que no es verdad
que no la quiero.

Si cierro los ojos
la amaré como siempre.
Entonces la abrazaré fuerte
para mirarla y decírselo.

1 comentario:

  1. creo que si uno no se embarrara los ojos alguna vez en su vida no vería como ésta asoma siquiera su barbilla, y se va correteando, intuyo que riéndose un poco de nosotros como una niña traviesa.

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